Las especies invasoras, como las ratas, son uno de los agentes más severos del cambio global, que amenaza la biodiversidad del planeta. Desde que el hombre surca los mares hace ya 40 milenios, las ratas han sido polizontes en las embarcaciones que alcanzaron las islas más remotas, donde no existían depredadores que contuvieran su gran oportunismo ecológico. Los cambios que han generado las ratas son muy importantes, ya que, al irrumpir en sistemas simples y vulnerables como los insulares, alteran la totalidad del ecosistema. Las ratas han sido las causantes de la extinción de muchos organismos endémicos, únicos de estas islas, como invertebrados, reptiles y aves. En la isla de Dragonera, la presencia de la rata se remonta a la llegada del hombre, hace aproximadamente 4 milenios. Desde entonces, la biodiversidad de la isla y sus procesos ecológicos han permanecido alterados, y sólo ahora, después de una acción de desratización innovadora y exitosa realizada en 2011, la isla puede recuperar su dinámica ecológica original. El presente proyecto pretende evaluar los efectos de la desratización sobre la fauna y la vegetación teniendo en cuenta sus interacciones tróficas y de competencia. Estudiaremos cómo han operado los mecanismos de resiliencia, esto es, los procesos que tamponan las perturbaciones para minimizar los daños y resistir los impactos. Ningún proyecto se ha llevado a cabo hasta ahora en todo el Mediterráneo a esta escala, en una isla de la superficie de Dragonera, de más de 350 hectáreas. También estudiaremos los cambios que se producen bajo la superficie del mar que rodea la isla, dado que los ecosistemas infralitorales están íntimamente ligados a los aportes de nutrientes que proceden de la parte terrestre, que está experimentando cambios importantes tras la desratización. El equipo de trabajo está compuesto por ecólogos, físicos, matemáticos y geógrafos que abordaran el proyecto desde una óptica transdiciplinar y holística, considerando a la isla y las aguas que la rodean un sistema único donde los procesos ocurren de manera imbricada y compleja. Es desde esta óptica que podremos entender mejor cómo funciona la resiliencia de los ecosistemas frente a las perturbaciones, y de qué manera se recuperan tras revertir los impactos antrópicos.