Una de las principales amenazas que afrontan estos espacios es la presencia de especies introducidas que diezman las autóctonas y alteran gravemente el equilibrio de estos ecosistemas.
La biodiversidad en los lagos de alta montaña es mayor de la que observamos a primera vista. Desde diminutos organismos como algas microscópicas y pequeños crustáceos que forman parte del plancton, hasta plantas, moluscos, gusanos, insectos y anfibios que viven tanto en el fondo como en el litoral del estanque y que por sus hábitos nocturnos pueden ser difíciles de observar.
Además de los que viven en el agua o al lado de esta, los lagos alpinos son también clave para otros seres, ya que de ellos sale su alimento. Es el caso de numerosas aves y de pequeños mamíferos, como los murciélagos o la almizclera (un animal endémico del Pirineo, también insectívoro).
Todas estas formas de vida propias de los lagos de montaña encaran grandes desafíos. Uno de los principales es la presencia de especies forasteras, como los peces, que el hombre introdujo en estos entornos aislados, donde no se encontraban de forma natural. Los peces depredan huevos, larvas y pequeños animales, perjudicando a las poblaciones autóctonas, alterando la red trófica y rompiendo todo el equilibrio en estos valiosos ecosistemas.
Proyectos de investigación como el LIFE RESQUE ALPYR, coordinado desde el CEAB-CSIC, incluyen, entre otras, actuaciones para erradicarlos y devolver a los lagos de alta montaña las especies nativas y el equilibrio perdido.
Alteraciones ecológicas debidas a los peces invasores
Por ejemplo, en un estanque donde se introdujo trucha hay una importante alteración de la red trófica en la zona litoral (los peces se comen los macroinvertebrados más grandes) y empiezan a desaparecer los anfibios.
Los efectos negativos incrementan cuando en un estanque, además de trucha, encontramos el piscardo (un pequeño ciprínido que también ha sido introducido en muchos estanques del Pirineo por su uso como señuelo vivo para la pesca de la trucha), ya que también se altera la red alimentaria en la zona pelágica, es decir, la alejada de las orillas.
Si en el lago prolifera mucho el piscardo, como estos peces remueven los sedimentos del fondo, el estanque se fertiliza. Como consecuencia de la excesiva disponibilidad de nutrientes, crecen demasiadas microalgas y disminuye el oxígeno en el agua y su transparencia.
Restauración de los lagos de alta montaña
La restauración de estos ecosistemas alpinos pasa por eliminar las especies de peces introducidos. Es un trabajo laborioso ya que se hace de forma artesanal para evitar ningún impacto negativo. Puede durar entre dos y tres años en estanques con trucha y hasta siete, en los que hay piscardo.
Las acciones más ambiciosas del proyecto LIFE RESQUE ALPYR incluyen la erradicación del piscardo en estanques medios tanto en los Pirineos como en los Alpes para favorecer la recuperación de las poblaciones de anfibios, de pequeños mamíferos semi acuáticos como la almizclera o la musaraña de agua, algunas especies de murciélagos y del hábitat lacustre.
Las actuaciones para conseguirlo son de eficacia comprobada, ya que se testaron, con éxito, en los proyectos de investigación que precedieron el ALPYR, es decir, con el LIFE LIMNOPIRINEOS y el LIFE BIOAQUAE.
La tarea de restauración se da por realizada cuando existe una recolonización natural de especies autóctonas, retornadas desde espacios cercanos donde todavía estaban. Esta recolonización ya se ha producido en lagos de los Pirineos y Alpes en los que ha actuado el equipo coordinado desde el CEAB-CSIC.