Teresa Alcoverro (CEAB-CSIC), junto con otros 128 científicos de 28 nacionalidades diferentes, ha elaborado el documento Securing a future for seagrass (Asegurar el futuro de las praderas marinas), donde se reclama a las administraciones una mayor protección para estos ecosistemas.
Estas grandes extensiones de plantas adaptadas al agua salada se conocen como praderas marinas o praderas de angiospermas (o fanerógamas) marinas, y cumplen múltiples funciones relevantes dentro de sus ecosistemas. Por otro lado, también pueden ser considerados como indicadores biológicos de los cambios ambientales relacionados con el impacto humano. El litoral sin praderas marinas puede parecer limpio y sano a simple vista pero en realidad es el síntoma más evidente de un litoral sin vida.
Los impactos de origen humano, como la contaminación, la urbanización de la costa (puertos deportivos y similares), el aumento de nutrientes y la mala gestión de la pesca, y el calentamiento del agua como consecuencia del cambio climático, se apuntan como las causas principales de la disminución de las praderas marinas.
Pedir a las administraciones que regulen y controlen el impacto que la actividad del hombre tiene sobre estos hábitats es el principal objetivo de esta campaña.
