Los ecosistemas de turbera de alta montaña tienen un gran valor ecológico tanto por su papel regulador del ciclo del agua y del carbono, como por la biodiversidad que acogen, entre la que se incluyen especies endémicas. Una de las amenazas que tienen estos ecosistemas semiacuáticos es la colonización de árboles, que se ha acentuado en las últimas décadas, mermando el agua disponible para plantas y otros organismos propios de estos. Para recuperarlas, dentro del proyecto LIFE RESQUE ALPYR, este verano se han llevado a cabo acciones de deforestación selectiva en una turbera del Parque Natural del Alt Pirineu.
En el marco del proyecto LIFE RESQUE ALPYR, coordinado por el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC), se realizan diferentes tipologías de acciones para restaurar los ecosistemas de turberas en espacios protegidos de los Pirineos y los Alpes.
En las montañas de tipo alpino, debido a que la fisiografía es muy compleja y abrupta, estos ecosistemas semiacuáticos ocupan extensiones muy reducidas, ligadas a las unidades de relieve donde el agua freática se mantiene junto a la superficie del suelo, como márgenes de pequeños lagos o bordes de arroyos o de fuentes.
Estos humedales son ecosistemas de condiciones particulares, debido a que el suelo permanece anegado de agua. Esto supone importantes limitaciones para las plantas y otros organismos que viven en el suelo, que se encuentra en condiciones de hipoxia o anoxia.
La poca oxigenación del suelo hace que los restos vegetales que se incorporan (raíces y partes aéreas caídas) y los demás restos orgánicos se descompongan muy lentamente, y que por tanto se acumule materia orgánica en forma de turba.
Otro hecho común en estos humedales es la baja concentración de nutrientes minerales que presentan sus aguas, que las hace un medio entre moderadamente y extremadamente oligotrófico y ácido, situación que se traduce en unas tasas de crecimiento vegetal entre moderadas y bajas.
Ambientes frágiles y vulnerables
Las turberas tienen una amplia gama de funciones ecosistémicas, ya que actúan como reguladoras del ciclo del agua en las montañas y como almacén de carbono orgánico.
Además, ofrecen refugio a especies altamente especializadas, entre las que son frecuentes especies únicas y raras. Entre ellas se encuentran algunas especies de Carex o de Sphagnum conocidas de pocas localidades pirenaicas.
Debido a estas particularidades, tanto la vegetación como los organismos que viven en las turberas son muy sensibles a los cambios ambientales. Entre estos cambios, destacan la disminución de precipitaciones, el aumento de las temperaturas y la actividad humana.
La pérdida y degradación de las turberas que se ha producido en las últimas décadas, ha llevado a una disminución del 70% de su superficie total en Europa.
El abandono de los usos tradicionales de la montaña, una de las causas de la colonización de árboles en estos humedales
«La mayoría de turberas de los Pirineos no contienen pinos adultos, pero la colonización y crecimiento de árboles en estos humedales se ha más que duplicado en los últimos 70 años», detalla la investigadora Eulàlia Pladevall de la Universidad de Barcelona. Este incremento desmedido es debido al abandono de los usos tradicionales, al incremento global de la temperatura y al prolongamiento de los períodos de sequía estival.
“La presencia de pinos en las turberas también viene de antiguo. Pero en muchas, sobre todo en las de altitud moderada, se ha incrementado notablemente la cubierta arbórea, pasando de poblaciones muy dispersas de pinos mal crecidos, a cubiertas medianamente densas” añade el profesor Josep M. Ninot.
La expansión y crecimiento de árboles en las zonas de turbera provocan un descenso de la capa freática del agua, comprometiendo la conservación de estos hábitats a largo plazo. La sombra generada por las copas de los árboles también afecta negativamente a la biodiversidad del humedal, ya que la intensidad de luz que llega a las plantas herbáceas y a los musgos es inferior.
Tareas de recuperación de las turberas de alta montaña
Esta temporada de verano han finalizado con éxito los trabajos de talas selectivas de árboles que se han llevado a cabo en Pla Muntaner, dentro del monte patrimonial de “Tossal, St. Magi, Castell y Abad” de la Generalitat de Cataluña en el municipio de Montferrer y Castellbò, que se encuentra en el Parque Natural del Alt Pirineu.
“La actuación se ha podido realizar completamente este inicio de verano velando por no afectar a ningún hábitat o especie sensible. La combinación de voluntariado y trabajadores forestales profesionales en esta tarea ha permitido al mismo tiempo realizar un trabajo eficaz y una mejora en la concienciación ambiental de la ciudadanía a través del voluntariado en acciones de restauración de la naturaleza como ésta” declara Marc Garriga, director del Parque Natural del Alt Pirineu.
La tarea de tala, desmochado y acopio de restos se ha realizado a través de voluntariado (con herramientas manuales) y trabajadores (con motosierra) de la Fundación Proyecto Bosques de Montaña, con la participación de ocho voluntarios, y ha permitido cortar 2050 árboles en 2,4 hectáreas que engloban la turbera de 1,5 ha. Se han dejado cinco grupos arbóreos (de unos cinco pies cada uno) con finalidad de refugio de fauna. En la medida de lo posible se ha trabajado con medios manuales para evitar dañar el sistema turboso.
La extracción de los troncos generados y el triturado de los restos de ramaje generado fuera del humedal se han contactado a la empresa Sefocat, que la ha realizado con tractor forestal con cabrestante y trituradora de martillos sin entrar en ningún momento en el sistema turboso, para evitar degradarlo.
El marcaje y supervisión técnica ha corrido a cargo del órgano gestor del Parque Natural del Alt Pirineu, y el seguimiento científico ha ido a cargo del grupo GEOVEG de la Universidad de Barcelona.
El proyecto LIFE RESQUE ALPYR
Estos trabajos se enmarcan dentro del proyecto LIFE RESQUE ALPYR, destinado a recuperar ecosistemas acuáticos de montaña mejorando la conservación de diversos hábitats y especies objetivo en cuatro áreas de la red Natura 2000 de la región biogeográfica alpina de los Pirineos y los Alpes.
El LIFE RESCUE ALPYR es la continuidad de un proyecto anterior, LIFE LIMNOPIRINEUS, gracias al cual se pudieron determinar las actuaciones más efectivas para recuperar los hábitats acuáticos de alta montaña.
